Confianza
La confianza no es algo muerto. No puedes pedir
prestada la confianza a tu familia o a tus amigos. Es un suceso personal. Has
de llegar hasta ella y sentirla emanar por los poros cuando te conoces. Cuando
el entorno que te rodea pasa tan cerca y tan lejos de ti, solo hay cabida para
aquellas almas que comulgan con tus poros. Para aquellas almas que
no necesitan decir palabra alguna, su sola mirada habla por sí misma.
La confianza se soporta en la verdad. Aquella verdad que
no puede ser transferida como si fuera una propiedad. Tus padres no pueden
darte la verdad. Pueden darte una propiedad porque eso pertenece al mundo
material. La verdad no pertenece al mundo material, no pueden dártela, no
pueden tenerla almacenada. No pueden guardarla en el banco para poder transferirla La verdad tendrás que buscarla por ti mismo. Tendrás que
caminar entre la humanidad para palparla, sentirla o sufrir la verdad. La
verdad es el lienzo de la vida que ondea a la confianza. Son logros personales
y solo tú sabrás el camino para llegar a tocarla y mirarla cristalinamente.
La verdad siempre es personal. Sucede a la persona. La creencia acerca de la
confianza es distinta. La creencia te la dan los demás; la confianza te la
ganas tú.
Tú no sabes; nadie puede decirte dónde aparecerá la
confianza o en qué persona deberás depositar tu confianza para ser desplegada. Quizá
no sea alguien terrenal, tal vez sea alguna divinidad que ha tocado tu más
sagrada intimidad y solo en ella puedes depositar tu confianza. Y no has de
hacer nada. Esto seguro sucederá, pero es necesaria la búsqueda porque con la
búsqueda te vas preparando. El buscar te prepara para que puedas ver. Si hay
confianza, se trasciende el tiempo y el espacio.
La confianza crecerá cuanto más te conozcas ahí adentro.
La confianza crecerá aún más porque estés donde estés sentirás su presencia, la seguridad en todo momento.
La confianza crecerá. Y tu seguridad te estará ayudando a través de unas manos
invisibles, a través de unas manos ocultas. Estará trabajando sobre ti a través
de tus sueños y tú la percibirás constantemente; te estará siguiendo como una
sombra. Sera como un alimentarte, un respirar o un dormir con seguridad.
Siempre que aparezca la confianza entonces cierra los
ojos y síguela ciegamente. En realidad, en el instante en que aparece la
confianza, ya has cerrado los ojos. Entonces ¿qué utilidad tiene el pensar o el
argumentar? La confianza ha aparecido y solo en ella deberás confiar.
Síguela, permanece con ella a menos que la intuición te envíe lejos. Y cuando te envíe lejos, hazlo. Sigue sus instrucciones y
vete lejos, porque solo tu intuición sabe más. Y sabe el camino para llevarte a caminar por la vida con confianza.
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