Ordinaria

De niña jugaba, trepaba y me balanceaba
con ellos.
En ese entonces no miraba si eran imponentes o pequeños.
Simplemente la unidad era nuestra esencia.
Ordinariamente solo estaban ahí
y,  ordinariamente; yo estaba ahí.
Fue el primer encuentro entre un árbol
y una mujer.                
Cinco décadas han pasado y nos hemos
reencontrado.                     
Hoy los miro, los toco, los siento y me
envuelvo con su esencia.
Esencia tan natural y simple,
esencia que invita a la serenidad.
Esencia que me recibe nuevamente
para elevarme a la unidad,
a la totalidad de ser nuevamente
ordinaria.

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