Escucharte

Si no sabes estar en silencio, el silencio se vuelve pesado. No te comunicas diciendo cosas. No, diciendo cosas te descargas. En realidad, la comunicación no es posible a través de las pa­labras; lo que es posible es lo opuesto: puedes evitar la comunicación.  Hablando puedes crear una pantalla de palabras en torno a ti para que los demás no puedan conocer tu situación real. Te vistes con palabras.
Y las palabras vertidas a bocanadas en tu existencia, solo se convierte en una contaminación mundana  pues te resultara muy difícil vivir sin hablar, tu mente te exigirá hablar, hablar sin importar la esencia de cada palabra, lo que importa para ella es alimentarse de las palabras.
No digo que no se deba hablar, digo que cada palabra vertida con sabiduría y conciencia es una palabra que se expande en el universo. Sin embargo las palabras vertidas bajo la inconsciencia solo se convierten en charlatanería que contamina y contamina a otros, cual virus invisible  imposible de detener. Un festín para la mente pues se sabe alimentada de palabras y termina siendo insaciable. Cuando todo se vuelve pesadez y deseas acallar tu mente resulta imposible. Pues por mas intentos que realices todo se torna inútil. Y lo paradójico surge cuando no sabes discernir entre hablar y comunicarte, piensas que si hablas y dices lo que sientes será la manera correcta para comunicarte. Entonces qué es lo que está mal, porque no te haces entender con otros.
Has caído en círculos interminables; hablas y piensas, concentrándolo todo en un mismo circulo que al final se convertirán en infinidad de círculos. Círculos, donde por más que le exijas a tu mente que pare, ella no cesara de hablar. Y cuando hurgas en tu interior para aclamar al silencio resulta ser un insulto para la mente. Solo entonces te das cuenta que todo es pura palabrería y no sabes cómo acallar a la mente.
Detener esta rueda de contaminación resulta abrumante, y si deseas hacerlo de la noche a la mañana sin ningún anclaje que te oriente a detenerla serán intentos infructuosos. Solo te diré que la clave se halla en el escucharte. Si, escucharte cuando parloteas, escucharte cuando tratas de estar en silencio. Sentir el dolor abrasivo que te invade por callar, porque te quedas en silencio cuando tu mente te exige hablar, eso es escucharte. Eso es el inicio de un camino que te llevara al arte del silencio, de la meditación. Escucharte desde las profundidades a flor de piel, mirando tus pensamientos salir uno tras otros, sin intentar detenerlos pues solo te crearan dolor. Solo escúchate, acéptate al desnudo, sin cuestionamiento alguno. Mirándote, miraras tu realidad.
Entonces el silencio entrara en el alma y ya no será una carga, ya no será un sacrificio. Sera una sabiduría divina cual misterio de la vida que camina contigo.

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