El bambú
El bambú es su símbolo. ¿Por
qué? Porque es verde durante todo el
año. Es verde en todas las
estaciones, llueva, haga calor, llegue
el invierto o lo que sea, siempre es verde. No hay nada que lo haga cambiar.
Vive una especie de eternidad. Su verdor implica su frescura, su juventud, su
esplendor, su viveza. No acumula peso
muerto.
En segundo lugar, cuenta con firmes
raíces en el suelo, está muy enraizado.
Ese también es una cualidad muy importante del bambú. Una persona necesita estar muy
enraizada. Estamos en la tierra, somos
de la tierra y estamos hechos de la tierra.
Necesitamos estar tremendamente enraizados. Hay muy poca gente que está
realmente enraizada y mucha gente vive como árboles desenraizados. Porque vive
en el cielo, en las alturas y se olvida de la tierra. De hecho, no sólo se olvida, sino que se le
ha enseñado a estar en contra, se le ha enseñado a volar, a vivir en las nubes y
cuando debe poner los pies sobre la tierra; la condena. Y así ¿Cómo va a
estar enraizado, si condena la tierra?, como va a ser un bambú.
Un bambú está muy enraizado. Y se
eleva hacia el cielo, hasta una altura imposible. Un bambú es un árbol muy delgado, pero
derrota a muchos árboles. Se eleva a
gran altura. Se mueve con el viento sin
miedo porque está enraizado en la tierra.
Canta mil y una canciones en el cielo, pero no está contra la tierra. Tiene alas, pero también cuenta con raíces.
Y la tercera cosa, que es muy
significativa: está vacío por dentro. Y así es como debería ser el ser
humano. Enraizado, siempre verde, joven,
fresco, vivo, palpitante, desbordante de energía, bailando y celebrando, y no
obstante, vacío por dentro… vacío como un bambú.
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