A mi madre
La conciencia me
muestra su majestuosidad.
La conciencia me
pierde entre su inmensidad
y grandiosa
divinidad.
Diminuta cual átomo
que se yergue en ella
para agradecer cada
día de vida…
Es una mujer que
se levanta para respirarla
sentirla y
abrazarla con el alma.
Es una mujer
hecha de polvo y en polvo
ha de morir.
Una mujer que es aire
sin guía, ni camino alguno.
Que es agua, que refresca cada poro
de su piel.
Que es fuego, que irradia energía
ante una minúscula
oportunidad
de vida.
Ese; es el legado
de mi madre tierra
Ese; es mi orgullo
de vivir en la
Tierra.
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