Sin ningún proposito
¡La vida tiene sentido, y no tiene ningún propósito!, es un
sentido sin propósito, como una canción, una danza; como una flor, que florece
sin ningún propósito, para nadie en especial.
Aunque nadie pase a su lado, la flor florecerá y esparcirá su fragancia
a los cuatro vientos. Aunque nadie jamás
llegue a olerla, no importa. El propio
florecer es su sentido, sin ningún propósito.
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