Ser


Dios te ha dado la vida, eso es suficiente.  ¿Qué más hay que probar?  No necesitas ser ni grandes pintores, ni grandes líderes, ni grandes artistas.  No hay ninguna necesidad de ser grandes, porque ya lo eres.
Hago énfasis en que: ya eres aquello que deberías ser.  Puede que no te hayas dado cuenta.  Puede que aún no hayas encontrado tu propia realidad.  Puede que hayas mirado en tu interior y no hayas visto lo valioso que llevas dentro de ti. 
No hay necesidad de posponer la celebración.  Inmediatamente, en este momento, puedes celebrar.  No necesitas nada más.  Para celebrar se necesita la vida, y la vida ya la tienes.  Para celebrar se necesita ser y ya eres.  Para celebrar, se necesitan los árboles, los pájaros y las estrellas, y ya están ahí.  ¿Qué más necesitas?  Si te coronan y te aprisionan en un palacio dorado, ¿celebrarías?  De hecho, entonces es cuando será imposible.  ¿Has visto alguna vez a un emperador bailando, cantando y riendo en la calle?  No,  está apresado, encarcelado: en las formas, en el protocolo…

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