La nada
para mostrarme lo divina
que puede llegar a Ser.
Si, hablo de la nada
la nada que me transporta
al misterio,
a la magia,
a la dicha de vivir.
La nada que en este instante
me transporta a escuchar
el melodioso trinar de los
pajarillos.
Los gruñidos de mi insistente
estomago que se encuentra
satisfecho.
La molestia de mis pies
urgiéndome colocarlos
correctamente.
Y aunque no lo veo,
la nada me invita a sentir
el grandioso rostro
que toca divinamente la
sonrisa de la nada.
Si la nada…
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