Cuando calle, llego....


La receptividad que llega a  los sentidos
cuando el silencio es tu alimento;
resulta magnificente,
esplendorosa,
gloriosa.
Solo el corazón es capaz de sentir
y recibir de la periferia
el amor que prodigan las almas.
La he tocado,
camino con ella
aclara mi camino
la respiro cual bendición.
Solo es cuestión de estar receptiva
para no perderme un instante
de esta gloriosa vida.

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