Un sabio


Ningún sabio ha perdido nada por decir sí a los tontos. Ningún sabio ha perdido nunca nada por claudicar. El lo gana todo. No hay ego, así que no hay pérdida. La pérdida siempre es sentida por el ego: Yo estoy perdiendo. ¿Por qué sientes que estás per­diendo? Porque nunca querías perder. ¿Por qué te sientes fracasa­do? Porque siempre quisiste ser un triunfador. ¿Por qué te sientes un mendigo? Porque siempre deseaste ser un emperador.
Un sabio simplemente toma lo que le venga. Acepta el total. El sabe que: es mendigo por la mañana, emperador por la tarde; em­perador por la mañana, mendigo por la tarde. ¿Cuál es el orden mejor?
Si un sabio estuviese obligado a seleccionar elegiría ser un mendigo por la mañana y un emperador por la tarde. Un sabio nunca elige, pero si insistes, te dirá que es mejor ser mendigo por la mañana y emperador por la tarde. ¿Por qué? Porque ser prime­ro emperador por la mañana y luego mendigo por la tarde es muy difícil. 

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