Sin demostración alguna



Siempre que demuestres algo, demuestras tu pobreza interior. Porque dondequiera que lo real existe, es tal la luz que produce que no necesita de demostración alguna. Cuando tu casa está iluminada, cuando tiene luz, no necesitas ir a los vecinos y decirles, "Mira, mi casa tiene una lámpara". Es obvio. Pero cuando tu casa está en la oscuridad intentas convencer a tus ve­cinos de que allí hay luz. Convenciéndoles, te convences a ti mis­mo. Esa es la razón por la que necesitas demostrarlo. 

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