El lobiz


Echado en el pasto…
vigilando celosamente
cada movimiento que sale de este cuerpo
me detengo a mirarlo cautelosamente;
sus ojos se mueven velozmente
de un lado a otro cual centinela
que escudriña en la obscuridad.
Su apacibilidad me invita a contactar con él;
lo siento con la mirada,
lo abrazo con el rostro.
Cierro los ojos para tocar tan hermosa
estela de luz que emana
tan bello animal
“el lobiz”


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