Dos actitudes a elegir
Estas son las dos actitudes abiertas al hombre: la
actitud del guerrero y la actitud del amante. Tú eliges; puedes elegir.
Pero recuerda… traerá ciertas consecuencias.
Si eliges el camino del guerrero y te dedicas a luchar
con todo lo que te rodea, siempre serás desgraciado. Eso es crear un infierno a
tu alrededor; la propia actitud de luchar crea el infierno. O te conviertes en un amante, un
participante, entonces este todo es tu hogar; tú no eres un extraño. Estás en casa. No hay lucha.
Tú simplemente fluyes con el río.
Entonces el éxtasis será tuyo; entonces cada momento se volverá
extático, un florecimiento.
No hay más infierno que tú, ni más paraíso que tú. Depende de tu actitud, de cómo mires al todo.
La religión es el camino del amante: la ciencia es el camino del luchador.
La ciencia es el camino de la voluntad, es como si
estuvieras aquí para conquistar, para conquistar la naturaleza, para conquistar
los secretos de la naturaleza; como si estuvieras aquí para imponer tu voluntad
y dominación a la existencia. Esto no es
solo descabellado, además es inútil.
Descabellado porque creará un infierno alrededor de ti, e inútil porque
al final cada vez estarás más muerto, menos vivo; perderás toda posibilidad de
ser feliz. Pero, al final, tendrás que salirte del camino de la voluntad,
porque es un camino que puedes seguir durante cierto tiempo, pero en él solo
hay frustración y más frustración. Cada
vez te sentirás más vencido. Cada vez te
sentirás más impotente, y cada vez habrá más enemistad a tu alrededor. Tendrás que salirte de él; de mala gana,
reluctante, pero tendrás que salirte de él.
Al fin y al cabo, con una actitud de lucha nadie puede descansar, porque
con actitud de lucha no es posible el descanso, uno no se puede relajar.
El camino de la religión es el
camino del amor. Para empezar, no estás
luchando con nadie. El todo existe para
ti, y tú existes para el todo, y existe una armonía interior. Nadie está aquí para conquistar a nadie. No es posible. Porque ¿cómo va una parte a conquistar otra
parte? ¿Y cómo va una parte a conquistar
el todo? Esas son ideas absurdas que solo
te causarán pesadillas, nada más. Mira a
la situación en su totalidad… Tú lo respiras, lo vives, y él respira a
través de ti. Tu vida y su vida no están
separadas; tú eres como una ola en el océano. Eres el todo!
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