Ya eres perfecto!

Eres perfecto tal como eres. No hay que cambiar nada. No tienes que ir a ningún sitio, no tienes que avanzar ni una pulgada. Tal como eres, estás en la gloria per­fecta, aquí y ahora. No hay que llegar ni marcharse. Basta con que te des cuenta del fenómeno que eres. ¡Basta con que te des cuenta de quién eres! ¡Basta con que te mantengas alerta! Y en­tonces no hay que conseguir nada, no hay que hacer ningún es­fuerzo, porque desde el principio mismo, antes de que existiera Abraham, tú existes. Has visto la creación del mundo, verás el fin del mundo, pero para ti no hay ni principio ni fin.
Tú eres el testigo, y el testigo no puede tener principio ni fin. Si hubieras estado alerta, habrías visto tu propio naci­miento. Si puedes morir conscientemente, verás que la muer­te está ocurriendo en el cuerpo y tú eres sólo un espectador. Así que el cuerpo muere, y tú eres sólo un testigo. Y si puedes ser un testigo en la muerte, entonces en la próxima vida, en el nacimiento serás un testigo. Verás que la mente está esco­giendo una matriz; planeando alrededor de la tierra, buscando una mujer, una pareja, haciendo el amor... lo verás.

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