Lo senti
Las tres y veintiún minutos de la
mañana,
y yo diseñando un lienzo acerca de
la muerte
sintiendo a flor de piel el instante,
vibrando con cada segundo de vida,
de pronto mi cuerpo se movía….
y el silencio de la madrugada
evocaba suaves crujidos,
suaves crujidos que me urgían centrarme,
centrarme en el movimiento terrenal…
“Temblaba
la Tierra”
extendí el alma
y sentí a Dios…
hermoso, divinamente hermoso
todo volvió a la calma.
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