Filosofía y Religiòn


La filosofía cree en el pensamiento y la religión en la con­fianza. Un pensador duda fácilmente, pero no puede confiar tan fácilmente. Para ser un filósofo, es preciso tener una men­te dubitativa y muy escéptica. Para ser religioso se necesita te­ner una confianza profunda, alejada absolutamente del escep­ticismo, en la que no exista ningún género de duda. El filósofo vive en función de la lógica; el hombre religioso vive en fun­ción del amor, y no hay manera de conseguir que la lógica y el amor coincidan. No hay manera; nunca coinciden, sus ca­minos nunca se cruzan. Pueden ir paralelos, exactamente como las vías del ferrocarril, pero nunca se encuentran. Pue­den estar muy cerca una de la otra, pero siempre corren para­lelas. Aunque puedas pensar que se encuentran en algún lugar, es una ilusión.

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