El hombre del Tao

El hombre del tao no cultiva la no violencia, no cultiva la compasión  no vive una vida de bondad, no se comporta de un forma santa -no. Él no puede perjudicar porque ha dejado de perjudicarse a sí mismo. Él no tiene heridas. Es tan dichoso que de sus acciones o inacciones sólo fluye la dicha. Incluso aunque puede parecer a veces que hace algo equivocado, no es así.
El hombre del Tao no puede causar daño. Es imposible. No hay forma, es inconcebible porque no tiene divisiones, fragmentos. No es una multitud, no es polipsíquico. Él es un universo y solo una melodía le sucede por dentro.
Únicamente es la música derramándose en él.         

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