Una comunión silenciosa
La
intimidad con una mujer o con un hombre es mejor que
tener muchas relaciones superficiales. El amor no es una flor de temporada,
requiere años para crecer. Y solo cuando crece va más allá de la biología y
empieza a tener algo de lo espiritual en su naturaleza. Estar con muchas mujeres
o con muchos hombres te mantendrá superficial; quizá satisfechos, pero
superficial; ocupados, desde luego, pero no de un modo que te vaya a ayudar en
el crecimiento interior. Una relación de uno a uno...sostenida aporta un
beneficio tremendo.
Cada
persona es un misterio infinito, inagotable, insondable, de modo que no es
posible que alguna vez digas: «La he conocido», o: «Lo he conocido». Como
mucho, podrás decir: «He intentado todo lo que he podido; pero el misterio
sigue siendo un misterio». De hecho, cuanto más conoces, más misteriosa se
vuelve la otra persona. Entonces el amor es una aventura constante.
El mundo seria mejor, con personas más concientes, con un poco más de iluminación en
la Tierra. La gente amaría, amaría inmensamente, bajo una unión de amor, no bajo una relación, y no digo que ese amor llegará a ser únicamente
momentáneo. Existen todas las posibilidades de que ese amor sea más profundo,
que posea una cualidad más elevada de intimidad, que tenga más poesía y más de
Dios en él. Existe toda la posibilidad de que ese amor dure más de lo que la así llamada relación pueda llegar a durar. Y no lo garantizaría ni la ley,
ni los tribunales lo garantizarian los amantes.
La
garantía sería interior. Sería un compromiso desde el corazón, una comunión
silenciosa.
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