Sola como un Everest
Cuando aceptas tu total soledad estás
liberado; deja de existir el apego, el amor puede fluir. En realidad, sólo en
ese momento puede fluir el amor, porque entonces el amor no es una
dependencia, tú no dependes del otro. Si eres dependiente del otro, entonces
también estarás en contra de él, porque todo cuanto te hace dependiente es el
enemigo, no puede ser el amigo. Por eso los amantes se pelean continuamente,
porque el amante es el enemigo. Te has vuelto dependiente, no puedes vivir sin
el otro, tu libertad ha sido destruida, y todo amor que destruye la libertad
se convertirá, tarde o temprano, en odio.
Sólo el amor que te da libertad
nunca se convertirá en odio, será eterno. Por eso sólo un Jesús puede amar
eternamente. No hay cambio de clima, la misma armonía continúa. ¿Por qué?
Porque un Jesús alcanzo la soledad total y acepto este hecho. Estar totalmente
solo, como un Everest.
En la cima, estás solo. En el
núcleo, el ser más íntimo, estás solo. Cuando lo has aceptado, el amor puede
fluir como un Ganges, ya no hay problema, ya puedes amar sin ninguna condición.
Ya puedes amar sin volverte dependiente, o sin hacer que nadie dependa de ti.
Ahora el amor ya puede ser una libertad.
Y recuerda esto: cuando llegas a tu
centro más íntimo, no estás solitario, estás solo. Y esta soledad no es un
vacío, es una plenitud. La soledad no está vacía, rebosa. La soledad no es un
vacío, es un Everest que se eleva majestuosamente.
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