Hombre y mujer


Es muy difícil para una mujer tomar decisiones, porque es más fluida, más un proceso y menos una roca. Esa es su belleza y gracia. Es más pareci­da a un río, no para de cambiar. El hombre es más sólido, más directo, seguro, decisivo. De modo que siempre que sean necesarias decisiones, es­cucha a un hombre. Y cuando no se necesiten decisiones, sino flotar a la deriva, entonces es la mujer la que puede ayudar al hombre a escuchar­la a ella.
La mente femenina puede revelar muchos misterios, igual que la mente masculina puede re­velar muchos misterios; pero así como existe un conflicto entre la ciencia y la religión, de la mis­ma manera hay un conflicto entre el hombre y la mujer. Quizas un día el hombre y la mujer se complementen en vez de estar en conflicto, pe­ro ese será el mismo día en que la ciencia y la re­ligión también se complementen. La ciencia es­cuchará con comprensión lo que diga la religión, y la religión escuchará con comprensión lo que diga la ciencia. No habrá invasión, porque los campos son absolutamente diferentes. La ciencia se mueve hacia el exterior, la religión hacia el in­terior. Quizás entonces hombre y la mujer se muevan como un rió  como una roca hacia el centro del cosmos, hacia la naturaleza misma de la vida, impregnados de poesía y solidez avasallante de la vida.

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