Los celos: el gran artilugio


La sociedad ha explotado al individuo de tantas maneras que casi resulta imposible de creer.
Ha creado artimañas tan inteligentes y astutos que es casi imposible incluso detectar que se trata de artimañas.
Estas artimañas están para explotar al individuo, para destruir su integridad, para arrebatarle todo lo que tiene... sin siquiera despertar una sospecha en él, ni una duda sobre lo que le están haciendo.
Los celos son una de esas artimañas tremendamente poderosas.
Desde la misma infancia nos han enseñado a comparar.
Los celos son uno de los más grandes artilu­gios.
Analízalo detenidamente: ¿qué significan?. Vivir en comparación.
Alguien está por encima de nosotros, alguien está por debajo.
Siempre te encuentras en el escalón intermedio de la escalera.
Quizá la escalera sea un círculo, ya que nadie le en­cuentra fin.
Todo el mundo está atrapado en alguna parte en el medio.
La escalera parece ser una rueda.
Alguien está por encima de ti... eso duele.
Eso te mantiene luchando, afanándote, tratando de avanzar por todos los medios. El éxito demuestra que tienes razón; el fracaso demuestra que estabas equivocado.
Lo único que importa es el éxito, así que cualquier medio servirá.
El fin hace que los medios sean los correctos. De modo que no debes preocuparte por los me­dios... nadie lo hace.
Lo único que importa es subir en la escalera.
Pero jamás alcanzas su fin. 
Y quienquiera que esté encima de ti crea celos, ya que esa persona habrá triunfado y tú abras fracasado.
Las conclusiones a priori te hacen cre­yente, no científico.
Sé un científico en tu mundo interior.
Deja que la mente sea tu laboratorio, y ob­serva... sin condena, recuérdalo.
No digas: «Los celos están mal». ¿Quién lo sabe?
No digas: «La ira está mal». ¿Quién lo sabe?
Sí, lo has oído, o te lo han contado…. pero eso es lo que dicen los demás, no es tu experiencia.
Tienes que ser muy existencial, muy experimental: a menos que tu experimento lo demuestre, no debes decir sí o no a nada.
Debes ser absolutamente imparcial.
Y entonces observaras que los celos, o la ira o el sexo es un milagro.
¿Qué pasa cuando observas sin emitir ningún juicio?
Empiezas a ver la verdad.
Los celos se vuelven transparentes: vez su estupidez, vez su necedad.

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