Dicha
Busca
la dicha; es tu derecho inalienable. No sigas perdido en la jungla de los
placeres; elévate un poco. Ve en busca de la felicidad y después de la dicha.
El placer es animal; la felicidad es humana; la dicha, divina. El placer te
ata, es una esclavitud, te encadena. La felicidad te afloja la cuerda, te da un
poco de libertad. Pero solo un poco. La dicha es la libertad absoluta. Empiezas
avanzar hacia arriba; te das alas. Dejas de formar parte de la grosera tierra,
pasas a formar parte del cielo. Te conviertes en luz, en alegría.
El
placer depende de los demás. La felicidad no depende de otros, pero de todos
modos es algo distinto de ti, La dicha no depende de nada, ni es nada distinto
de ti; es tu ser mismo, es tu naturaleza misma.
Existe
el placer y existe la dicha. Renuncia a lo primero para poseer lo segundo.
El
placer es algo fisiológico, físico. El placer es lo superficial de la vida, la excitación.
Puede ser sexual o de otros sentidos; puede convertirse en obsesión por la
comida, pero está arraigada en el cuerpo. El cuerpo es tu periferia, tu
circunferencia, no tu centro. Y vivir en la circunferencia significa vivir a
merced de toda clase de cosas que suceden a tu alrededor. Quien busca el placer
quedara a merced de la casualidad. Ocurre como con las olas del mar; están a
merced del viento. No tienen una existencia independiente, son dependientes, y
todo lo que depende de algo exterior supone esclavitud.
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