crecimiento espiritual
El crecimiento no es como las flores de estación. El
crecimiento es lento. Es como los árboles grandes que necesitan ciertos años
para crecer. Ellos pueden mantener un diálogo con las estrellas. Las flores de
estación sólo duran unas semanas. Vienen rápido y se van rápido. Son como los
sueños, no son reales. Ellas sólo están aquí en apariencia. Sé un verdadero
cedro del Líbano. Se necesita tiempo, es duro. Cuando empiezas a ascender hacia
el cielo, las nubes, la Luna y las estrellas, es duro. Es duro porque tienes
que desarrollar raíces, raíces profundas en la tierra. El árbol crece en la
misma proporción; si crece treinta metros hacia el cielo, tiene que crecer
otros treinta metros bajo la tierra. Unas raíces así necesitan su tiempo.
Tú no ves las raíces. Las raíces son invisibles. Cuando
acudes a Jesús. Jesús ve tus raíces. Él ve cuántas raíces tienes. Si de repente
crecieras de prisa y las raíces no están preparadas para resistir ese tamaño,
caerías, te derrumbarías. No podrías crecer en absoluto. Y una vez que has
caído es muy difícil volver a enraizar.
Hay
que dejar esa manía de la velocidad para crecer. No es necesaria. Cada paso
tiene que ser disfrutado y celebrado en vida.
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