Alejada de las instrucciones...

Cuando eres silencioso, surge una compasión profunda por toda la existencia, y a partir de esa compasión uno se vuelve moral. Uno no puede ser cruel, uno no puede matar, uno no puede des­truir. Cuando eres silencioso, feliz, te empiezas a convertir en una bendición para todos los demás. Ese fenómeno de convertirte en una bendición para todos los demás es la auténtica moralidad.
La moralidad no tiene nada que ver con los así llamados princi­pios morales. Los supuestos principios morales solamente crean hipócritas: crean seudopersonas, personalidades fragmentadas. Una humanidad esquizofrénica es el resultado de una falsa moralidad y sus continuas enseñanzas: «No hagas esto, no hagas aquello.» No te ayudan a que seas 
cons­ciente, a ver qué es lo que está bien y lo que está mal. No te dan ojos, sólo se te dan instrucciones.


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