¡tu ser es el libro!

Tu inconsciente registra todo lo que haces automática­mente. Si has sido amoroso, registra que eres amoroso; te da un sentimiento de dignidad. Si has estado odiando, enfadado, si has sido destructivo, deshonesto, lo registra y te da un sen­timiento de indignidad, un sentimiento de estar por debajo de lo humano, un sentimiento de inferioridad. Y siempre que te sientes indigno te sientes separado del flujo de la vida. ¿Cómo puedes fluir con la gente cuando estás escondiendo algo? Fluir sólo es posible cuando te expones, cuando estás dispo­nible, totalmente disponible.
Si has estado engañando a tu mujer, viendo a otra, no puedes estar totalmente con tu mujer. Es imposible, porque lo registra: en el fondo de tu inconsciente sabes que has sido deshonesto, en el fondo de tu inconsciente sabes que la has traicionado, en el fondo de tu inconsciente sabes que tienes que esconderlo, que no tienes que desvelarlo. Si tienes algo que esconder, si tienes algo que ocultar en secreto a tu amada, se creará una distancia; cuanto más grande sea el secreto, mayor será la distancia. Si hay demasiados secretos entonces estás completamente cerrado. No puedes relajarte con esta mujer, y no puedes permitir que esta mujer se relaje contigo porque tu tensión produce tensión en ella, su tensión te pone incluso más tenso a ti, y esto se mantie­ne, creando un círculo vicioso.
Sí, queda registrado en nuestros libros, en nuestro ser. Re­cuerda, Dios no tiene libros con todo apuntado. ¡Tu ser es el libro! Todo lo que eres y todo lo que haces está siendo constantemente re­gistrado. No es que haya alguien apuntándolo; es un fenóme­no natural. Si has estado mintiendo queda registrado que estás mintiendo, y ahora tienes que proteger esas mentiras, y para proteger una mentira tendrás que contar mil mentiras, y de nuevo, para proteger esas mil mentiras tendrás que seguir y seguir y seguir. Te conviertes poco a poco, en un mentiroso crónico. La verdad se convierte en algo imposible para ti, por­que ahora decir una verdad será peligroso.
Fíjate cómo va todo junto: si cuentas una mentira en se­guida invitas a muchas mentiras -los parecidos se atraen-, y entonces la verdad no es bienvenida, porque a la oscuridad de la mentira no le gusta la luz de la verdad. Por eso, incluso cuando tus mentiras no se encuentren en peligro de ser descu­biertas, serás incapaz de decir la verdad. Si dices una verdad, invitas a muchas otras verdades; los semejantes se atraen. Si eres naturalmente sincero es difícil mentir, ni siquiera una vez, porque toda esa verdad te protege. Y es un fenómeno natural. No hay ningún Dios guardando un libro. Tú eres el libro. Tú eres el Dios, tu ser es el libro.
Abraham Maslow dice: «Si hacemos algo de lo que esta­mos avergonzados, se registra en nuestro descrédito. Si hace­mos algo bueno, se registra en nuestro crédito». Puedes fijarte, puedes observarlo.
La ley del karma no es algo filosófico, no es una abstrac­ción. Es simplemente una teoría que explica una verdad en el interior de tu ser. El resultado neto es: o nos respetamos a no­sotros mismos, o nos despreciamos y nos sentimos viles, in­dignos y no merecedores de amor.
En cada momento, te estás creando a ti mismo; de tu ser surgirá una gracia o una desgracia. Nadie puede evitarla. Observa..., y una vez que lo entien­des todo comienza a cambiar. Una vez que conozcas su inevitabilidad, serás una persona completamente distinta.
                                                                        

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