lagrimas
Las
lágrimas son la mayor oración posible. No te preocupes de analizarlas, no
trates de interpretarlas; están más allá de la interpretación y del análisis.
Las palabras no serán adecuadas para decir algo sobre las lágrimas, que tienen
un origen más profundo que las palabras. Y si las lágrimas están llegando, lo
que hace falta no es pensar en ellas sino permitirlas, darles intensidad,
darles un tipo de totalidad. Sólo entenderás esas lágrimas cuando no dudes en
implicarte con ellas, cuando no estés de alguna manera conteniéndote. Métete
totalmente. Deshazte en lágrimas, y cuando lleguen, disfrútalas. Estás
rebosante. Cuando piensas en el amor, si no te echas a llorar, es que no
estabas pensando en el amor. Si no escuchas con corazón y no empiezas a
desbordarte en lágrimas, entonces es que estás escuchando sólo con la cabeza, y
eso no es escuchar. Has estado oyendo, no escuchando. Cuando escuchas, el
corazón empieza a bailar. Y el corazón sólo tiene una forma de expresarse: con
las lágrimas
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