la pobreza del EGO
Intenta comprender. ¿Te has sentido
alguna vez realmente poderoso con el ego? Con el ego siempre te sientes
impotente. Por eso dice el ego: "Engrandece un poco más tu imperio para
que te puedas sentir poderoso; no, esta casa no basta, es necesaria una casa
más grande; no, este balance bancario no basta, es necesario un balance
bancario mayor; no, esta fama, no basta, un poco más".
El ego siempre pide más. ¿Por qué? Si es poderoso,
¿por qué seguir pidiendo más? El mero anhelo de más, muestra, que el ego se
siente impotente. Tienes un millón de monedas y eres impotente.
El ego dice: "No, un millón no es suficiente, ten diez millones". Con diez millones serás diez
veces más impotente, eso es todo. Y entonces el
ego dirá: "No, esto no es suficiente”
Nada es suficiente para el ego.
Esto prueba tan sólo que eres impotente, que careces de poder. Cuanto más poder
ganas, mas poder quieres. Cuanto más rico te haces, más pobre te sientes.
Cuanto más sano eres, te vuelves más temeroso de la muerte; cuanto más joven
eres, más sientes que la vejez se acerca.
El opuesto está a la vuelta de la
esquina, y si tienes un poco de inteligencia verás que el opuesto está
alcanzándote. Cuanto más bello te sientes exteriormente, más fealdad interna resguarda tu alma.
Realmente el ego nunca es poderoso.
Sólo sueña con el poder, piensa en el poder, quiere el poder; pero son sólo
sueños y nada más. Y los sueños están ahí sólo para ocultar la impotencia que hay
dentro de ti, pero no puede ocultar la realidad. Hagas lo que hagas, desde
aquí o desde allá, de nuevo la realidad llega y destroza todos los sueños.
El ego es la cosa más intoxicante
del mundo. Pero nadie se da cuenta de ello, porque el ego sigue pidiendo más,
nunca te permite detenerte a mirar la situación. Antes de que te des cuenta,
te empuja más y más hacia adelante a algún sitio. La meta siempre está en algún
sitio cerca del horizonte. Y está tan cerca que piensas: "Para el
anochecer la alcanzaré".
El anochecer no llega nunca.
El horizonte permanece siempre a la
misma distancia. El horizonte es una ilusión. Todas las metas del ego son sólo
ilusiones. Pero te dan esperanza, Y tú sigues sintiendo: "Un día u otro
me haré poderoso". Ahora mismo
permaneces sin poder, impotente, inferior; pero en el futuro, en la esperanza,
en el sueño, te haces poderoso. Y muchas veces, sentado en tu silla, empiezas a
soñar despierto: te has convertido en el emperador de todo el mundo o en el
Presidente e inmediatamente empiezas a disfrutarlo. Todo el mundo te mira, te
has convertido en el punto focal de la atención de todo el mundo. Así ese sueño
te estimula, te intoxica. Si sueñas así, caminarás de forma diferente. Esto es lo que le está sucediendo a todo el
mundo.
La verdad es justo lo opuesto:
cuando no la buscas, viene; cuando no la pides, te es dada; cuando no la
anhelas, está ahí; cuando no vas al horizonte, de pronto te das cuenta de que
siempre ha sido tuya, aunque nunca la viviste. Está ahí dentro, y tú la buscas
fuera. Está ahí dentro de ti y tú vas fuera. La estás llevando. El poder
más supremo, lo Divino mismo, está en ti. Y tú estás buscando aquí y allá como
un mendigo.
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