el rostro


Cuando llegas a una estación para iniciar un viaje miras infinidad de rostros que muestran diferentes expresiones. Y sucede que cuando alguien te pregunta a donde te diriges no es por curiosidad respecto a ti, no.  Evalúan la situación: para saber si pueden relajarse, si se encuentran en una atmósfera familiar, o si en ella hay algo extraño.  Están en guardia, en busca de seguridad o quizá para sentirse cómodos, hacen preguntas para saber que rostro mostrar y sentirse seguros. Con ello quiero decir que cada situación delinea la expresión de tu rostro y te muestras en función de ella.
Si ves a un extraño, muestras un rostro inseguro o a la defensiva, si ves a un amigo la familiaridad y la efusividad surgen en tu rostro.  Si estás ante tu pareja presentas otro rostro; si tu jefe está ante ti, tienes una expresión de angustia o temor o tal vez la naturalidad ya es parte de tu rostro. Son las situaciones quienes van moldeando el tipo de expresión en tu rostro y  continuamente cambiaras de máscaras dependiendo del entorno donde te encuentres porque que son las situaciones quienes moldean la actuación de tu rostro dejando entrever un alma que no esta integrada.
 Sin embargo cuando  un rostro se muestra en todo su esplendor y con la naturalidad de sus emociones es un rostro que muestra un alma integrada, que ha alcanzado la grandeza de controlar las situaciones externas, se muestra sereno y refleja la paz en todo su cuerpo, como iluminando la mirada de quien lo contacta. Tu alma está integrada y suceda lo que suceda  tu rostro es el mismo, no necesita cambiar de máscaras. Si toca a tu corazón la alegría, tu rostro se ilumina no existen las  mascaras. Si te ves envuelto en marejadas de la vida, tu rostro se muestra ecuánime dejado salir el coraje o la frustración, sin exabruptos, no enmascara la situación mostrando fachadas de tranquilidad. Es una alma cristalina que se deja mirar por un rostro pleno en el que se puede confiar ante contactos de miradas.
Aquí tienes un rostro al amanecer que no vive sujeta a las situaciones externas. Solo muestro la divinidad de compartir lo hermoso de despertar para compartir las ventanas del rostro.

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