un individuo


A menos que aceptes tu responsabilidad nada va a ir bien. Nadie puede arreglarte excepto tu mismo.
La persona auténticamente religiosa nace en el momento en que acepta la responsabilidad consigo mismo, en el momento en que dice: sea lo que sea ha sido mi elección, no del pasado, no del presente. Es mi elección de este momento, y si quiero cambiarla, soy absolutamente libre de  hacerlo. Nadie me lo puedo impedir, ninguna fuerza social, ningún Estado, ninguna historia, ninguna economía, ningún inconsciente me lo puede impedir. Si estoy decido a cambiar puedo hacerlo.
Se responsable ante ti mismo. Haz lo que te apetezca hacer. Si está mal el castigo llega inmediatamente. Si está bien la recompensa te invade inmediatamente, instantáneamente, no hay otra forma. De esta manera empezaras a descubrir que es lo que está bien y que es lo que está mal desarrollando una nueva sensibilidad. Sabrás lo que es correcto porque siempre que lo hiciste la existencia te premio con grandes bendiciones. Causa y efecto van juntos, no están separados ni por años, ni por vidas.
Eso es lo que quiero decir con ser responsable ante ti mismo. No hay un Dios en el que puedas volcar tu responsabilidad y la única forma de crecer es aceptar todo lo bueno, todo lo malo, lo alegre y lo triste. Tú eres el único responsable de todo lo que te sucede y esto pone en tus manos una avasallante libertad que solo tú sabrás como emplearla. Disfruta de esa libertad. Disfruta al entender que eres responsable de todo lo que te sucede en tu vida. Eso te convertirá en un individuo. Y convertirte en un individuo es conocer todo lo que merecer la pena ser conocido, es experimentar todo lo que merece la pena experimentarse. Ser un individuo es ser libre.

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