observarte


Observarte es descubrirte quien eres. Si esperas que los demás te digan quien eres. ¿Qué valor tendrá? ¿Qué importancia tendrá? ¿Para qué estás aquí? ¿Para qué otros te consideren muy bueno, o muy inteligente o acaso muy religioso, un medita­dor, un buscador de la verdad? La verdad pare­ce ser tan importante que siempre esperas a saber que dicen los otros de ti y por supuesto solo así te sientes valioso.
Obsérvate, mantente atento a lo que estás haciendo. No seas tonto y no te engañes. Es fá­cil hacerlo, pues lo divino sólo se puede produ­cir cuando desaparece esa tontería. De nada ayudará esperar a saber que dicen los otros de ti, salvo que quieras seguir acumulando hojarasca  a tu alrededor. Observa todo lo que haces y mantente alerta. No sigas moviéndote como un sonámbulo y no pretendas bus­car el reconocimiento de los demás. Sólo man­tente alerta, observa y espera, y lo divino se producirá. Porque, a través de la observación, desaparecerás y al olvidarte de los demás te fortaleces internamente. Solo cuando te descubres, surge la totalidad de tu SER capaz de desplegarse por el  universo.

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