superioridad
La superioridad supone la ausencia de inferioridad, no es su opuesto.
Simplemente no comparas. Cuando no comparas, ¿cómo puedes ser inferior? Mira,
si fueses el único ser sobre la Tierra y no existiera nadie más, ¿serías inferior? ¿Con quién te
compararías? ¿En relación a qué? Si estás solo, ¿qué serás, inferior o
superior? No eres ninguna de las dos cosas. No puedes ser inferior porque no
hay nadie por encima de ti; no puedes declararte superior porque no hay nadie
por debajo de ti. No serás ni superior ni inferior, y yo te digo que esa es la
superioridad del alma. Nunca compares. Compara y surgirá la inferioridad. No
compares, simplemente eres Único.
Cuando
comparas, yerras; siempre estarás mirando a los demás. Y no hay dos personas iguales, no
puede haberlas.
Cada individuo es único, y cada individuo es superior, pero su superioridad no es comparable. Tú eres superior
porque no puedes ser otra cosa. Superioridad es tu naturaleza. Ese árbol es
superior,
esa roca es también superior. Toda la existencia en su totalidad es divina, de forma que ¿cómo puede algo ser inferior? Es Dios,
desparramándose en
millones de formas. En algún lugar Dios se ha convertido en árbol, en otro
Dios se ha convertido en roca, en algún otro Dios se ha tornado pájaro, en otra
parte Dios se ha transformado en ti. Y sólo Dios existe, de forma que no puede
haber comparación. Dios es superior, pero no superior a algo, porque sólo Dios
es, y no puede haber inferioridad alguna.
Un hombre religioso llega a experimentar esta unicidad,
llega a experimentar su divinidad, y a través de esta experiencia de divinidad
reconoce la divinidad de todo. Ahora no hay ambición, no tienes nada que
probar, ya has sido contrastado; no tienes nada que afirmar, porque ya has sido
afirmado. Tu mismo ser es la prueba. Tú eres... es suficiente. No se requiere
nada más.
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