existencia
Nadie depende de nadie; todo el
mundo es independiente e individual, centrado en sí mismo, arraigado en sí
mismo. Sus raíces van hasta el fondo de su propio ser, de donde brota el
néctar llamado amor hacia la superficie y florece con miles de rosas.
Sólo tienes que confiar en ti
mismo, que es otra forma de decir amarte a ti mismo. Y cuando confías en ti
mismo y te amas, entonces, obviamente, te has responsabilizado de lo que eres,
seas quien seas. Eso te da una experiencia del ser tan tremenda que nadie te
podrá esclavizar.
¿Puedes ver la
belleza que hay en un individuo que es capaz de mantenerse erguido por si solo?
Y pase lo que pase -alegría o tristeza, vida o muerte-, el hombre que se ama es
tan íntegro que no sólo será capaz de disfrutar de la vida, sino también de la
muerte.
Tu primera responsabilidad es
hacia ti mismo. Si todo el mundo se ama y se cuida, su inteligencia llegará a
la cima, su amor le desbordará. De ahí que la filosofía del egoísmo al quererte a ti mismo te hará realmente
altruista porque tendrás tanto para compartir y para dar, que dar será una
alegría, compartir será una celebración, por lo que el altruismo sólo puede ser
un derivado del amor hacia ti mismo.
Regresa a casa. Respétate. Siente la alegría y el orgullo
de saber que la existencia te necesita; de lo contrario, no estarías aquí.
Celebra que la existencia no puede prescindir de ti. En primer lugar, ese es el
motivo por el que estás aquí. La existencia te ha dado una oportunidad, una
vida llena de tesoros inmensos que se esconden en tu interior: la
belleza, el éxtasis, la libertad.
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