furia

No intentes abandonar la furia. Más bien, trata de profundizar en ella mediante la comprensión. No trates de hacer que el agua se transforme en vapor. Caliéntala, y lo segundo ocurrirá automáticamente.
Aumenta la comprensión. Tórnala más intensa, más dirigida. Concentra toda tu energía en la comprensión del fenómeno de tu ser, de tu yo, de tu inconsciente. Mantente más y más atento y, pase lo que pase, abandónate en la comprensión. Alguien te insulta y te pones furioso. No te pierdas la oportunidad: trata de entender por qué, por qué esta furia. Y no hagas de esto un tema filosófico. No vayas a la biblioteca a consultar algún libro sobre la furia o busques justificaciones evasivas. Es algo que te sucede a ti, es una experiencia, una experiencia viva. Concentra toda tu atención en esta furia hasta que quemes todas tus fuerzas. No es un problema filosófico. No hay que consultar a Freud. ¡No hay necesidad! Es tonto consultar a otro cuando tu furia es algo que sientes tú. Puedes tocarla, saborearla; te quemará, cierto, pero solo entonces estarás preparado para conocer su origen.
Estando sin fuerza alguna solo entonces entraras a la comprensión para buscar su origen verdadero: qué ocurre, de dónde viene, dónde están sus raíces, cómo se produce, cómo te detona, cómo te domina, cómo enloqueces de furia. La furia ya se produjo antes, se está produciendo ahora; pero ahora, agrega a ella un nuevo elemento: el de la comprensión. Solo entonces, estarás preparado para recibirla y apagarla cuando tu lo decidas.
Poco a poco, verás que, cuanto más entiendes la furia, menos se produce. Y, cuando la comprendes perfectamente, desaparece. La comprensión es como el calentamiento; cuando el calor llega a un punto determinado (cien grados), el agua desaparece.
Éste es mi criterio: cualquiera que sea el fenómeno de energía interna, desaparece a través de la comprensión. La furia desaparecerá y la compasión se profundizará. La ambición desaparecerá y la solidaridad se profundizará…cbf

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