Por muchos años me sentí alienada, excomulgada de mi propia tierra, ajena a mi propia vida hasta el grado de sentirme en completa soledad. Han sido los designios de eones de tiempo, de búsqueda, fuerza y constancia quienes me han rescatado de tan desagradables sensaciones. Ha sido el Mensajero Supremo quien me ha salvado de las tinieblas para restablecerme en mi propia morada de Luz, Conciencia, Verdad y Amor . En pleno siglo veintiuno suena irreverente mencionar al Mensajero Supremo, se de su presencia dictándome magistralmente como iluminar mi camino, sensaciones indescriptibles desencriptan lo que ha de seguir es como si supiera que hacer, a donde ir, como hacerlo, es como encender la Luz de retorno a casa, al hogar concedido en el instante de nacer. Llámesele Dios, Deidad, Divinidad o Mensajero Supremo poseo la claridad de su existencia habitándome. Sutil presencia embargándome de Luz, luz que acompasa mi respirar, pensamientos y actuaciones. Poseer Luz es como el bautismo qu...