Consuelo Barragán Flores

Aceptar la insustancialidad del pasado y permitir al momento presente ser como es, es un real milagro que me encuentro detallando. Aceptar que la insustancialidad engolosina a la mente es el camino que voy desenyerbando para liberarme del ego, es un milagro que esta por suceder. Estoy aferrada a disolver el ego a diluir el dolor que tontamente provoca y, a no permitirle arrastrarme entre inconciencias. Pendientes que me mantienen en un aguerrido trabajo espiritual, en una entrega total. Hecho que logro siendo. Siendo real, sincerándome y aceptándome tal cual soy, trazado que pacientemente voy delineado en vías de disolver toda insustancialidad que toque mi respirar. El milagro de respirar frecuencias elevadas, sentir la divinidad guiándome, saberme protegida, sentir la magia alentando mi existencia realidades que solo el corazón es capaz de detectar, hechos que logro siendo. Siendo capaz de vivir el presente, se presente como se presente. Conciencia, atención y presencia son mi priori

Inspirarme es instalarme en la creación. Inspirarme es abrir de par en par las puertas del alma para dar acceso al reconocimiento, la realización y la manifestación de aquello que quiero hacer realidad. 

La resistencia que aplicaba a mi existencia se resolvió cuando mire chorrear la negatividad saliendo por mis poros. Dejé de resistirme cuando solté la pesada carga emocional que nublaba la divinidad.

No entendía, no dimensionaba la bastedad de mi Ser, solo me aferraba a pensar que era como “una gota en el océano” y efectivamente soy una gota en este vasto océano terrenal, frase que leí en uno de tantos libros de Osho cuando me encontraba navegando entre una vida asfixiante, sumergida entre densas y turbulentas aguas de un océano embravecido. Hoy, esta mirada nuevamente tropieza con tan hermoso lienzo de letras en un nuevo libro y reflexiono; -cantidad de años de aquel pasado y nuevamente la oración surge ante mi vista para ser expuesta desde un punto de vista curativo-. Curativo, porque pasados los años me siento como “una gota en el océano” navegando por la vida sin arruga alguna que constriña el alma o apretuje el espíritu , sin pendiente alguno por resolver, y de existir lo atenderé a la brevedad para resguardar tan divina fuente de vida. Dimensionarme cual “gota en el océano” es motivo de festejar mi bastedad interior porque la conozco, se de lo que es capaz, se aplicar s

Un espacio de intensa presencia es el mayor logro que esta mujer ha adquirido. Un espacio de intenso silencio es el resultado de un arduo trabajo de reconocimiento, realización y manifestación del espíritu que me habita.

El drama se evaporo de mi vida cuando mire sin tapujo alguno mi ego. Años y años sabiendo que el ego me lanzaba a propiciar inconscientes barbaridades y yo sin poder hacer nada a falta de comprensión. No alcanzaba a comprender como deshacerme de tanto daño que me provocaba, requerí de un trabajo extenuante para deshacerme de tanta barbaridad. Precise de una nueva religión, una nueva actuación y una distinta oración para decir que todo drama termino en el instante que comprendí.

El camino que me conecta a Dios lo encontré al retirar de mi memoria el hedor y la basura que tanto daño hizo a este corazón.

El poder de atraer y repeler se haya en mí. Me basta prendarme de inteligencia, sabiduría y hechos para desplegarlo a lo largo y ancho del camino que camino.

Hoy en día rara vez me enojo, y no es que contenga la furia, es que conozco el efecto de la ira. Es tan mortal, cual veneno que aniquila la vida. Hoy en día difícilmente me enojo y no es por reprimir la ira, es por tener la claridad de su venenosa densidad. Comprendí la ira cuando me di a la tarea de trabajar conmigo, cuando me atreví a conocerme sin ocultar nada, el resultado fue gozar de salud espiritual. Hoy en día cuando me enojo se cómo proceder para sanar. Recién me he enojado y no importa el porqué, importa la tremenda oportunidad de vida para salvaguardar mi salud espiritual. Me encontraba alerta, conciente en absoluta serenidad bastaron unos segundos para ser atrapada por la ira, para ser presa del coraje bloqueándome a tal punto que sentía la sangre envenenar mi cuerpo, mire mi mente engolosinándose de ira y odio instantes que prácticamente me noquearon. Delicioso escribir tan tremenda oportunidad; “enojarme” y no es porque me agrade o quiera lucirme, es porque no deseo volve