Energía desperdiciada
Vivimos
en un ambiente de continua discusión interior, de queja, de condena, de
negación diciendo no, nos perdemos lo que tenemos justo delante de la nariz es la
constante objeción interna: ¡Eso no está bien! ¡Eso no es bueno! ¡Las cosas
deberían ser así! se emplea demasiada energía en estas objeciones empezamos a
poner las cosas bien, pero la vida es corta y efímera —y nunca ponemos nada
bien simplemente nos sumergimos en actividad exterior.
Jesús
dice: Permanece atento, tu energía es preciosa y solo dispones de una cantidad
limitada cuando hayas utilizado esa cantidad, tendrás más, Jesús dice: Aquellos
que tienen, tendrán más —sus afirmaciones son las más hermosas jamás hechas—, y
aquellos que no tengan, incluso lo que tengan les será quitado muy paradójico,
pero absolutamente verdad.
Si
guardas esta energía, tendrás más cuanta más ahorres, más tendrás, y más te
será dada, porque estás demostrándote a ti mismo que lo mereces. Cuanta menos
tengas, menos te será dada y cuando no tengas nada, incluso la que tengas te
será quitada permanecerás como una concha vacía sin sentido -como el cuento
narrado por un idiota, lleno de sonido y furia que no significa nada-
Por
este constante mal uso de nuestra energía creamos una prisión a nuestro
alrededor sin embargo, las puertas de la prisión están siempre abiertas, porque
no hay otro carcelero que tú mismo. Tú eres la prisión, el prisionero y también
el carcelero, solo podemos sacrificar nuestras habituales
actitudes y la misma energía que crea la prisión se convierte en nuestra
libertad, nuestra salvación.
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