El también desea salir!
Mira a la
gente moverse por las calles. Te darás
cuenta de que todos están encerrados en sí mismos. Nadie se da cuenta de lo que sucede a su
alrededor. Algunos hasta hablan consigo
mismo, otros mueven sus manos, haciendo gestos, puede que estén sumergido en
algún sueño. Los labios se mueven, todos
hablan por dentro; nadie es consciente de lo que sucede a su alrededor. Todos se mueven como autómatas. Van a sus casas, no necesitan ni recordar ni siquiera dónde están; se mueven automáticamente. Sus piernas se mueven, sus manos dirigen la
dirección de sus automóviles, llegan a sus casas, pero todo el proceso en sí es
sólo un sueño, una rutina mecánica, un condicionamiento. Estamos encajonados en
nuestras rutinas y estamos, en cierto modo, muertos, muertos en vida. Estar
encerrado en sí mismo alimentándote solo de la mente es destructivo, porque te
aniquila lentamente, porque ella ha sido domesticada para; pensar, pensar y
pensar. Sin embargo ahí adentro habita alguien más. El único tesoro que te
pertenece y lo haz abandonado; tu corazón que te urge erguirte para sentir y
vivir a través de ti, no a través de otros. Eres el único que puede tirar; los
temores, los miedo, las angustia, la soledad.
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