Sentirme rodeada de quietud me transforma en un ente divino. En una mujer almacenando, prodigando y renovando pureza mental. Decirlo es fácil, lograrlo es heroico, hablo de ser poseedora de una no-mente y conciencia. Hecho que atesoro segundo a segundo. Quietud es mi bendita capacidad de entrar en un vasto océano de apacibilidad. Quietud es energía en absoluto reposo y serenidad. Es poder habitándome a lo largo y ancho de todo mi Ser , es capacidad fortaleciendo el corazón y fuerza que activa mi naturaleza. Ha sido largo y cansado el camino para declarar con convicción; “vivir en quietud es increíble” lo cual es atesorable . Cuando uno se sabe poseedora de un océano de posibilidades, uno sabe de qué recursos valerse para caminar por la vida. “Quietud” un logro más que me cuelgo al pecho. Me cuelgo la medalla del orgullo porque logre el cometido de poseer quietud en mente, corazón y alma. Lo avalan la cantidad experiencias vividas, desde aquellas que me resultan rutinarias, hasta ...