Consuelo Barragán Flores

Es como si dentro de mi un apacible océano serena la profundidad de mi existencia.

La muerte me deja rotundos aprendizajes, lecciones que no se hayan en ningún otro lugar solo teniéndola cerca, muy cerca de mí. Miedo a morir es un sentimiento que abandone hace años y no porque sea jactanciosa o me sienta súper poderosa, supere el miedo a morir cuando descubrí el continente, cuando solté el contenido desde ese entonces logre vivir en libertad. Me di cuenta de la tremenda valía de la soledad, la soledad de vivir conmigo porque oxigena constantemente mi existencia. Al ver la muerte tan de cerca  experimente que uno muere solo y quienes te acompañan también están solos porque no te puedes llevar a la tumba familias, almas o seres para que te acompañen en el más allá llegamos solos y nos vamos solos, ¿adónde vamos o quien nos reciba no lo sé? La soledad ha sido mi fortaleza desde niña y ahora cobra un tremendo significado porque gracias a ella deduzco que el día que muera moriré en paz, serena no dé en balde me esfuerzo por cumplir mis pendientes de vida conmigo y...

Gracias Dios... porque me llevaste de la mano aun antes de saberlo que iba a vivir y recordar lo que es un funeral.

La magnitud del crecimiento espiritual se logra aun cayendo porque para levantarme solo el espíritu es capaz de reinventarme.

Hago lo que me compete hacer.....Ser

Me sorprendo y alucino al sentir la energía brotando de esta fuente inagotable.

La magia de la vida la encuentro en ese invisible bucle de energía que me va llevando de la mano para tocar mi destino.

Un día maestro para declarar lo bien que se siente emplear la totalidad de mis sentidos. Mis sentidos que hicieron un recuento no de un año no, hicieron un recuento de cincuenta y siete años en esta tierra. Reviví mi pasado, lo que he hecho y hasta como me he portado a lo largo de mi existencia. Y mi conclusión fue de claridad, de verme tal cual soy, de descubrí que no estoy exenta de pecados, pero también de saber  lo bien que se siente sintonizar con el bien, con el amor y la paz interna.

Mis sueños se van haciendo realidad, lo dice la paciencia que me ha acompañado a lo largo de los años para emprender mi propio negocio, lo dice la tenacidad que corre por mis venas para lograr lo que quiero. Lo dice el amor que siento por lo que hago.

Soy virtual, vivo en las nubes, pero en las nubes de la información, el tráfico monetario, los intercambios de vibraciones y el avasallante despliegue de conocimiento que me mantiene ocupada, aprendiendo, sorprendida y embebiéndome de todo aquello que fortalece este cerebro.