Un estallido de vida
Un abanico de aprendizajes se cruza por mi camino desplegando su hermoso
esplendor, dejando mi cerebro maravillado. Cuando recién me iniciaba a
escribir, me sentía poética, soñadora y hasta reiterativa. Claro que mis letras
estaban cargadas de emotividad bajo todo tipo de tintes, pero hoy en día gradualmente
voy descubriendo el poder del cerebro, de mi cerebro, mis grandiosos aprendizajes
respecto a la lógica, el análisis o la síntesis me lo dicen y resulta tan apasionante que parezco
chamaca con juguete nuevo. Las reiteradas alusiones a mi poca inteligencia, años atrás eran evidentes, sin embargo solo
eran el reflejo de mi baja autoestima, aunque lo negara. En ese entonces sabía
perfectamente que todo Ser posee inteligencia, pero yo no me concebía como tal en fin, solo fue el pasado empañando mi
hermosa inteligencia. Hoy estoy tocando la vejez y me siento como nueva gracias
a tan divinos aprendizajes y extraordinarios descubrimientos. Que bien se
siente saberse completa, saber que he activado mis hemisferios cerebrales, pero
el reto no solo es activarlos, no, el reto reside en crear con ellos, plasmarlos en lo cotidiano,
en lo profesional, en la vida misma. Tanto lo emocional, como lo mental son dones, dones que me fueron otorgados desde mi primer respiro en este mundo.
Hoy descubrí lo abstracto de la vida, lo complejo de la cotidianeidad y el
origen lo encontré retornando a la simplicidad de los hechos. A eso llamo una
verdadera madurez, un verdadero aprendizaje que alcance con los años, un equilibrio
emocional y mental. Una explosión de dones que solo hacia falta descubrirlos a eso llamo un estallido de vida.
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