Metas
Las metas me hablan de llegar a un punto elegido, pero no me dictan el
camino a seguir, de lo que me abre de
abastecer o lo que abre de enfrentar
para llegar.
Levanto el cuerpo para continuar aun cuando la mente caprichosa grita al corazón
que es un día para descansar. El corazón sabe que no existe un día para
descansar, sabe que la palabra descansar es un bloque sembrado en la mente para
robotizar al hombre. El corazón sabe que si de llegar a un punto se trata se
dejara guiar por la luz o la obscuridad, por el día o la noche, con los intervalos necesarios para
relajar y reposar el cuerpo, esa es la motivación del corazón; seguir, aun cuando los tercos paradigmas contaminen
cada paso para llegar a la meta.
Pero no solo es cuestión del cuerpo, también se precisa de la mente para llegar a la meta. La poderosa mente que deja brotar a la inteligencia si, a la inteligencia,
aquella inteligencia capaz de llegar a plasmar en un trozo de papel un divino
poema, desplegar un ramillete de habilidades o edificar con la fría y analítica
ciencia, esa es la función de la mente; “emanar su potencial” y finalmente se
precisa de la grandiosa motivación.
La motivación que va abriéndome el camino para llegar a la meta, la hermosa motivación
que se haya en las profundidades del corazón, quien la posee echa a andar tan
hermoso generador. Convencida estoy que soy una explosión de motivaciones, así sea una simple piedra, cuando de hacer
algo con ella se trate, mis sentidos se concentran total y absolutamente hasta
lograr la creación, esa es la motivación para Consuelo y mis motivos ahora son
tres poderosos caminos a recorrer; crecebebe, escribir y consultar.
Hermosas metas que he alineado, el reto es perfeccionarlas hasta tocar cada rincón
del universo.
Soy consuelo y amo ser
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