Nada puede cambiarse desde el exterior. Solo existe una revolución y es aquélla que nace del interior. Requerí de una verdadera revolución para desintegrar cada partícula que enmohecía a esta mujer. Siempre me apasiono la palabra cambio y lo buscaba empecinadamente en el exterior, en otros, lo tomaba del entorno, de la gente y cada intento era como toparme con concreto. Sentía que Dios se había olvidado de mí, sentía que mi vida se desvanecía. El alma estaba agotada, no hallaba respuesta, falleció, se tumbó en la languidez, se hundió en una profunda obscuridad, dejo de luchar. Requerí impregnarme de valentía para iniciar una verdadera revolución, una revolución interior, de cambio. Apaciblemente descubrí que la revolución debía iniciarla desde el interior, hacer limpieza paciente y amorosamente en cada rincón del alma y la mente hasta dejarlas estelares. El cambio se inició, la revolución interior cobro vida y me está llevando a reencontrarme con EL. Él va guiando cada exhalaci...