Una revolución
Nada puede cambiarse desde el exterior. Solo existe una
revolución y es aquélla que nace del interior.
Requerí de una verdadera revolución para desintegrar
cada partícula que enmohecía a esta mujer. Siempre me apasiono la palabra
cambio y lo buscaba empecinadamente en el exterior, en otros, lo tomaba del entorno,
de la gente y cada intento era como toparme con concreto. Sentía que Dios se había
olvidado de mí, sentía que mi vida se desvanecía. El alma estaba agotada, no
hallaba respuesta, falleció, se tumbó en la languidez, se hundió en una profunda
obscuridad, dejo de luchar. Requerí impregnarme de valentía para iniciar una
verdadera revolución, una revolución interior, de cambio. Apaciblemente descubrí
que la revolución debía iniciarla desde el interior, hacer limpieza paciente y
amorosamente en cada rincón del alma y la mente hasta dejarlas estelares.
El cambio se inició, la revolución interior cobro vida
y me está llevando a reencontrarme con EL. Él va guiando cada exhalación de
este cuerpo.
Afirmar que la revolución nació del interior es dejar
entrever a este espíritu que brilla de energía, de serenidad en el rostro, abre
ventanitas de dicha y se colma de la música angelical. Es el cambio que vino a
tocarme, es el instante…es Dios!
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