Encendiéndote y apagandote


Si alguien te insulta, aprieta un botón, y tú reaccionas.  Te pones furioso, saltas sobre él; ¿y a eso lo llamas acción?  No lo es aunque lo creas, es una reacción tonta.  Él es el manipulador y tú el manipulado.  Él ha apretado un botón y tú has funcionado como una máquina.  Igual que cuando aprietas un interruptor y se enciende la luz, y aprietas otra vez y se apaga; eso es lo que la gente hace contigo: te encienden y te apagan.
Viene alguien que te halaga, y tu ego se infla, y te sientes estupendamente; luego viene otro y te pincha, y simplemente te deja por los suelos.  Tú eres tu propio maestro: cualquiera puede insultarte y ponerte triste, irritado, fastidiado, violento, fuera de ti.  Y cualquiera puede alabarte y ponerte por las nubes, puede hacer que sientas que eres el más grande; que ni Alejandro Magno era nada comparado contigo…  Y actúas de acuerdo a las manipulaciones de los demás.  Esto no es verdadera acción verdadera acción es; “Si alguien tira una antorcha encendida al río, permanecerá encendida hasta que llegue al agua.  En el momento que cae al río, el fuego se apaga; el agua lo enfría.  Yo me he convertido en un río.  Me lanzas insultos, y son fuego cuando los tiras, pero en el momento que me alcanzan, en mi frialdad, pierden su fuego; ya no duelen.  Tú tiras espinas; al caer en el silencio se vuelven flores. Actúo desde mi propia naturaleza intrínseca”.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Barro hediondo

Cuatro palabras

Serenidad

Sintonizar con la vida

Fuerza de voluntad