La vida es para vivirla
La vida es para vivirla intensamente, tan intensamente que te deje sin
aliento. Tres connotaciones para revisar; vivirla, intensamente y sin aliento connotaciones que hemos olvidado.
Vivirla significa profundizar en ti hasta cimbrar los huesos, sentir de que
estas integrado. Descubrir el cosquilleo de la expectativa o el temblor del miedo
queriendo tambalear el espíritu. Vivirla para mí significa estar anclada en la bendita comprensión envolviéndome nitidez del día. Vivirla significa empaparme de alegría virginal, aquella alegría que
provoca campanadas de música en mente, cuerpo y alma dejándome chispeante de dicha, eso es para mí
vivir la vida.
Intensamente…guau! eso solo puede ser energía pura. La intensidad para mi es energía,
es ser capaz de no derrochar ni un gramo de ella en banalidades que te
consumen. Banalidades que van desde el -que dirán de mí-, hasta el… -que me pongo
hoy para lucir diferente- sería como vivir y respirar a través de otros, sería
como enfermar alma y espíritu. La energía debiera ser almacenada única y
exclusivamente en nuestro propio contenedor; el cuerpo, para irradiarla
en mente, cuerpo y alma. Pero alerta... porque vivirla intensamente se corre el riesgo de confundirla con
el atesorar. Que vas atesorar, si a la tumba ni el cuerpo te vas a llevar.
La intensidad de vivir la vida es la capacidad de centrar hasta el último halo
de la energía. Cuando se logra la hazaña la traicionera mente no te lleva por
caminos de frustración, lamentos o ira. Cuando impregnas de energía tu espíritu
al alma le suceden magnificas revelaciones que van más allá de lo terrenal y el
hermoso espíritu es capaz de tocar otra dimensión. Es realmente
fantástico descubrir que toda energía almacenada religiosamente hace
maravillas, vas más allá de lo mundano… te vuelves celestial!
Sin aliento….es tan increíble que no existen palabras para describirlo, uno
simplemente se queda sin aliento.
La vida es para vivirla intensamente, tan intensamente que seas capaz de
hacer maravillas con ella.
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