Salir de casa

Sublime, envolvente, radiante cual caricias que envuelven a esta mujer, es la sensación del día que recibe este cuerpo al salir de casa. Así de simple es mi vida. Y alabo tan majestuoso misterio que ya me tenía preparado el destino: “impregnarme de vida”.
La vida que orquesto cual notas musicales, notas que se agrupan en andamios que dan sentido a cada acto que voy dejando en este mundo. La vida que me hace tintinear cual música que deliciosamente me aventura en las profundidades del inconsciente, como preparándome pacientemente para llegar al sagrado templo.
El instante me guía hacia donde ir y en el camino surgen las maravillas del magnífico ondear de la vida, la vida hecha realidad en sus distintas manifestaciones. Manifestaciones que solo un corazón que está listo para amar puede llegar a mirarla y empaparse de ella. Ahora mismo me empapo del celestial don que me fue otorgado desde el momento de nacer; “mirar diferente”
Había olvidado como se hace para enamorarse de cada instante, para soñar despierta construyendo castillos que se convierten en realidad.  Cuando el corazón está listo para tintinear al ritmo de una orquesta de actos, está listo para vivir. Amo saber que una trivialidad conmueve lo más profundo de mi corazón; “salir de casa”

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