"El cambio es la única constante"

El cambio es la única constante. Frase que he escuchado a lo largo de los años. Termino que me apasiono desde el instante que tropecé con él. Me inicie en los noventa a hablar del cambio y no sé si por el destino o porque estaba viviendo un cambio, lo cual no significa que el cambio no me haya sucedido antes o se haya detenido no, por el contrario las  veces que he estado en esta tierra me ha estado sucediendo segundo a segundo solo que no me percataba de él, estaba como dormida, corriendo tras falsos paradigmas o trabajando como desesperada para llegar al éxito, puras tonterías que no me permitían detenerme a mirar mis propios cambios. Hoy, el cambio y yo somos uno, lo siento y lo recibo. Gradualmente voy tirando pensamientos añejos que envejecieron por muchas vidas esta mente, me voy desprogramando pacientemente y desprogramarme me permite mirar el todo con mayor nitidez. El cambio siempre me estuvo sucediendo dejándome mensajes divinos, mensajes que perdía de vista. Hoy es diferente, este instante es deliciosamente cambiante, tan cambiante que lo siento, miro y trepo en el sintiéndolo segundo a segundo. Quien haya declarado tal frase; “el cambio es la única constante” estoy segura que lo vivía intensamente como lo vivo en este segundo. La única constante es el cambio, lo marca mi respiración, lo siente mi mente, lo dicta mi esencia. Decir que siento y vivo el cambio es el efecto de la transformación que voy generando en mi ser. Es la magnífica sensación que recibo a lo largo y ancho de la vida. Mirar mis cambios me deja impregnada de ecuanimidad y una divina serenidad. Al caminar por doquier voy experimentando las magníficas sensaciones que me deja el cambio. Sensaciones de bienestar al llevarme delicadamente a sentir la tierra que piso, el aire que respiro, a sentir a la persona que pasa a mi lado o imbuirme entre el apabullante tráfico, entonces miro lo proezas que ha hecho el cambio en esta mujer pues no me invade la ansiedad, la premura, los atropellos o la urgencias, es divino mirarme como avanzo serenamente entre la multitud, entre el caos de la vida misma es el cambio que voy disfrutando. Amo observarme, mirarme a lo lejos, ver mi equilibrio, mirar como sucede la felicidad dentro de mí. He abierto una diminuta puerta que mira el cambio y me ha encantado a tal grado que segura estoy que lo cultivare sagradamente. 

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