Impregnada de alegria

Vivir o morir es un arte para mí. Ambas son la esencia de esta mujer en su basta magnitud. Morir o vivir solo puede ser efecto de una profunda religiosidad y eso ha sucedido a este ser. Ambas son mi religión, ambas son mi pasión. El arte en ellas, solo puede ser arte en tanto despliegue vibrante energía que evidencie su existencia. Cada paso que doy, lo doy tiñéndolo de vida o muerte, cada mota de aire que respiro se impregna de ambas. Me place perderme entre la inmensidad de la vida, recibir sus prodigiosos obsequios que deja por mi camino, ser el vehículo que va creando al amanecer o al anochecer. Me intimida la muerte, congela mi sangre, tiembla todo mi ser, pero también la recibo con placer.  Soy vida y soy muerte concibo la inmensidad de ambas. Frente a ellas soy una minúscula energía tintineando por doquier, dejando huellas de ambas en el diario caminar y eso solo puede ser arte subjetivo impregnado de alegría.


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