entrega

Las luchas no conducen a ningún lado. Luches o no, el viento soplará hacia donde el decida y tendrás que desplazarte hacia donde te lleve.  Quien lo comprende, deja de pelear. Ni siquiera intenta nadar; se limita a seguir la corriente. Esta misma corriente que utiliza como vehículo; se hace uno con ella y se mueve con ella. A esto llamo entrega y una vez entregada no existes.
Entonces, irás adonde el viento te conduzca. Esto siempre ha sido así. En el pasado, había locas nubes negras llenas de voluntad, deseo, futuro. También hoy están allí. Si tienes voluntad y deseo, eres una nube negra, pesada. Si no tienes voluntad, ni deseo, eres una nube blanca, sin peso dejándote guiar por tu espiritualidad plasmada como una gran nube blanca. Ambas posibilidades están siempre abiertas.
Permítete estar vacía y estarás en  la edad dorada. Déjate estar demasiado lleno de deseos y estarás en la edad más oscura, solo tú eres el responsable de tu tiempo y época.
En este sentido, no somos contemporáneos. Jesús es antiguo; puede ser que esté aquí, pero es antiguo. Vive tan eternamente que no se puede decir que sea moderno. No se puede afirmar que pertenezca a un fragmento de tiempo. No forma parte del mundo de las modas que llegan y se van. Al vivir con lo absoluto, uno se torna absoluto. Al vivir con lo eterno, uno se torna eterno. Al vivir con lo ilimitado en el tiempo, uno se torna ilimitado en el tiempo.
Pero la cuestión también se presenta en otro sentido. En todo el mundo, la gente tiene la sensación de que se aproxima una cierta era, un cierto momento, un cierto clímax, un crescendo: como si algo fuera a explotar, como si estuviéramos llegando a un punto particular de la evolución humana.  Esto es nuevamente una ilusión yoica de la época. Con nosotros aquí,  somos una culminación sobre la faz de la tierra… y no hay nada más que buscar…cbf

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